En la mitología y en los cuentos
egipcios, los animales a veces estaban imbuidos de características humanas o
bien eran objeto de comparación con los humanos. En el Cuento de los dos
hermanos (1200 a.C.) unas vacas que hablan avisan al hermano menor de que
su vengativo hermano mayor le está esperando detrás de la puerta para matarlo.
Esta tendencia tenía una vertiente
humorística. Algunos papiros y fragmentos de ejercicios de escritura sobre
trozos de piedra caliza del Imperio Nuevo toman escenas características de
tumbas y templos y, en forma de libro de cuentos sin palabras, sustituyen las
figuras humanas por animales, a la manera de los modernos dibujos animados.
Un faraón ratón en un carro ataca una
fortaleza defendida por gatos soldados, mientras que una banda de músicos está
compuesta por un asno, un león, un cocodrilo y un mono.
Los egipcios hallaron en los
babuinos el parecido más cercano a la conducta humana. Los babuinos no eran
originarios de Egipto, pero había una población domesticada que se mantenía a
través de la importación.
Las pinturas los muestran siendo
conducidos a la corte del faraón como tributo de pueblos extranjeros de la
región del sur. Aparecen en pinturas en las tumbas ayudando a los hombres a
recoger higos, o bien sujetos con correas en escenas de mercados de pueblos,
como si estuvieran patrullando. En un caso, un babuino agarra por la pierna a
un hombre que corre: ¿acaso un ladrón? Estatuillas de babuinos (y monos) los
representaban realizando actividades humanas: tocando instrumentos musicales,
cepillando cabellos, practicando acrobacias y conduciendo un carro.
Babuino momificado
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Los babuinos no eran sólo
criaturas para jugar y ser satirizadas: también representaban, paradójicamente,
al dios Tot, de la sabiduría y del lenguaje. Los escribas veneraban a Tot en
forma de babuino, y en los últimos siglos de la cultura egipcia, cuando se
extendió el culto a los animales, los babuinos sagrados se convirtieron en
oráculos. No tenemos constancia de cómo respondían a las preguntas formuladas
por los sacerdotes. Quizás la pericia de estos días residía en su habilidad
para interpretar los brincos y los parloteos del babuino.
Fuente:
100 jeroglíficos: introducción al mundo del Antiguo Egipto - Barry J. Kemp
Fuente:
100 jeroglíficos: introducción al mundo del Antiguo Egipto - Barry J. Kemp
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