PAPIOS…(Artículo de
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Papio es un género de
primates catarrinos (Catarrhini, del griego
κατά katá, "hacia abajo" y ρινος rhinós,
"nariz") son un parvorden de primates simiiformes
cuya principal característica es tener los orificios nasales abiertos hacia
abajo y separados por un delgado tabique nasal. Además tienen treinta y dos
dientes, nalgas cubiertas por callosidades de colores vivos y cola no prensil o
que falta. Se denominan con frecuencia simios del Viejo Mundo,
en contraposición a los platirrinos o simios del Nuevo Mundo.
De la familia Cercopithecidae
conocidos vulgarmente como papiones o babuinos. No
obstante, a veces se extiende esta denominación también a los miembros del
género Theropithecus como el gelada e incluso al
mandril. Pasando por alto estos dos monos, son los mayores monos del Viejo Mundo, los primates más
corpulentos de hecho si se exceptúan los grandes simios
y los simios
menores.
El esquema básico de los
babuinos es el de un primate de tamaño medio a grande, de hábitos
preferentemente terrestres que rara vez sube a los árboles, cuadrúpedo, de
cabeza larga y fina, mandíbula fuerte dotada de largos caninos en el caso
de los machos, manos con pulgar oponible y de gran maniobrabilidad, pelo más
largo a los lados de la cara y sobre los hombros (nuevamente, en el caso de los
machos) y cola arqueada y levantada hacia arriba, sin utilidad alguna ni apenas
movilidad. Todas las especies presentan un fuerte dimorfismo
sexual, en el que los machos son mucho más grandes y fuertes que las
hembras.
El comportamiento de éstos
suele ser agresivo, pues en cualquier momento pueden entrar a una pelea por el
motivo que sea. El color del pelaje, que varía según la especie, suele ser de
color claro.
El hábitat
varía según la especie, pero siempre es abierto, como pueden ser sabanas,
semidesiertos o planicies rocosas.
La dieta de estos animales es
omnívora. Vagan en grupos a la búsqueda de cualquier
cosa que les sirva de alimento: buscan insectos bajo las
piedras, desentierran raíces y tubérculos, arrancan y manipulan con facilidad
hojas y hierbas (gracias a sus versátiles pulgares) y cazan animales de tamaño
pequeño o medio, como roedores, liebres, antílopes pequeños o aves, a veces del
tamaño de un flamenco o un avestruz joven.
También consumen huevos que cogen de los nidos. Debido
a su mal carácter, hay pocos carnívoros
con el valor de acecharlos: los leones
y los leopardos
pueden cazar babuinos aislados de vez en cuando, pero en caso de que su víctima
llegue a pedir ayuda pueden verse rodeados por la manada y ser muertos a
mordiscos. Cuando se acercan a abrevarse a los cursos de agua, pueden verse
amenazados por el cocodrilo del Nilo.
La longevidad es de unos 45
años, siendo la esperanza de vida al nacer 30 años, en la naturaleza, y cerca
de 45 años, en cautividad.
Las manadas de babuinos varían
entre los 5 y los 250 integrantes según la especie y la época del año, aunque
normalmente rondan el medio centenar. Se observan diferencias importantes entre
las costumbres del hamadríade del noreste de África (Papio
hamadryas) y el resto de babuinos (agrupados bajo el nombre de
"babuinos de sabana").
El hamadríade forma harenes
pequeños compuestos por un macho adulto, otro joven no autorizado a
reproducirse que probablemente le sucederá, varias hembras que se aparean con
el macho dominante y las crías pequeñas de éstas, emigrando a otros grupos
cuando llegan a la adolescencia para garantizar el intercambio genético.
Los babuinos de sabana, por
otra parte, tienen una estructura social más amplia, compleja y ordenada,
aunque también fuertemente jerárquica. El poder está en manos de un macho
adulto; le siguen los machos cercanamente emparentados con él, que cooperan
para dirigir la marcha del grupo (a veces muy numeroso), situándose en la
periferia del mismo, desde donde vigilan la posible aparición de depredadores;
por debajo están los machos no emparentados, los jóvenes, las hembras y sus
crías.
Los individuos de sexo
femenino, a su vez, se ordenan en una escala jerárquica de carácter matriarcal
Cada cierto tiempo se producen
peleas por el dominio del grupo, aunque raramente entre machos emparentados.
Son los conflictos entre familias dentro de la manada los que pueden acabar con
un golpe de estado dentro de la misma, asesinando al líder y siendo éste
y su corte sustituidos por otros.
Suele decirse que las manadas
de babuinos son un reflejo de los peores aspectos del otro primate originario
de las sabanas, el hombre: además de luchando por el poder, los babuinos
también han sido observados maltratando crías o violando hembras (tanto en
solitario como en grupo) que rechazaron aparearse en un principio; asimismo,
también se les ha visto masturbándose en público.
Pero como en los humanos,
también hay un poco de todo, comportamientos altruistas y padres modelo
incluidos.
. Mientras que entre los
hamadríades sólo el macho dominante se aparea (peleando a menudo con los intrusos
y mordiendo a las hembras que muestren interés por ellos), en el caso de los
babuinos de sabana todos los machos pueden aparearse a priori con las
hembras.
La frecuencia y el número de
parejas con que lo hagan dependerá de su estatus social y posición en la
jerarquía, por lo que las peleas entre machos por líos de faldas no son
frecuentes.
Los machos suelen tener una
camarilla de hembras preferidas o amigas a las que ayudan con sus hijos
o les dan parte del alimento que recolectan, con las que se aparean de forma
mucho más frecuente. Cuando las hembras toman la iniciativa en el apareamiento,
enseñan al macho elegido sus abultadas callosidades en las nalgas, de colores
vivos y atractivos.
Tras seis meses de embarazo,
las hembras paren una sola cría de color oscuro y un kilo de peso. En un primer
momento son ellas solas las que cuidan de su cría, pero conforme crece el
retoño recibe también las atenciones de otras hembras del grupo.
En el caso de los babuinos de sabana, son
cuidados también por uno o varios amigos de la madre, con los que
incluso juegan de vez en cuando. La madurez sexual llega hacia los 8 años.
Al llegar a la madurez sexual
muchos babuinos abandonan su grupo y se unen a otro, aunque muchos otros se
quedan dentro del mismo igualmente.
Los babuinos y los humanos
llevan vidas separadas en la mayor parte de África. No suelen ser perseguidos
por el hombre, pero por su glotonería y ferocidad se les prefiere mantener
alejados de las poblaciones.
En algunas grandes ciudades de
Kenia y Tanzania,
algunos babuinos se han instalado en los vertederos de las grandes ciudades,
donde se alimentan de despojos. Suelen diferenciarse de los babuinos silvestres
porque adoptan un pelo grisáceo y un tamaño mayor que los salvajes gracias a su
alimentación más abundante durante la infancia.
Los babuinos, en concreto los
hamadríades, tuvieron un papel importante en el Antiguo
Egipto. Se llegó a domesticarlos,
enseñándoles a recolectar frutos de lo alto de los árboles o incluso a cuidar
rebaños de ovejas.
La palabra babuino, de hecho,
es egipcia, y deriva del dios Babi, una de las formas adoptadas por Thot, que en este caso
tenía la apariencia de un babuino tocado ocasionalmente con los cuernos y el
disco solar típicos del panteón religioso egipcio. Las más antigua
representación data de 3000 a. C., habiéndose hallado una estatua de
babuino, con el nombre del faraón Narmer inscrito.
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