Los mandriles, han
aprendido a ponerse las manos sobre los ojos cuando quieren que se les deje a
solas.
Este gesto nunca había sido visto antes y según expertos es
evidencia de una cultura social entre los animales —aunque podría ser algo más
que eso.
Investigadores de la Universidad de California en
Berkeley creen que el gesto se le ocurrió a uno de los mandriles y luego sus
amigos lo empezaron a copiar.
Ninguna otra especie de monos usa este gesto que,
con los ojos abiertos, no es para bloquear el sol.
En 1999 los cuidadores de un zoológico vieron a una
joven mandril —Milly— hacer este gesto, pero no fue hasta el 2007 que los
científicos descubrieron su significado. Actualmente todos los mandriles del
zoológico, incluyendo los de generaciones posteriores, usan este gesto para
comunicarse.
Habría que estudiar ahora si otras poblaciones de
mandriles empiezan a usarlo con idéntico fin o si al menos lo aprenden con
mayor facilidad una vez que ya existe en el campo morfogenético de su especie.
El biólogo Lyall Watson introdujo el concepto
del “Efecto de los Cien Monos” a partir de la observación
realizada en los años 50 con una población de macacos en Japón. Primero un mono
aprendió a lavar camotes en un río cercano, luego fue seguido por sus padres y
familares más cercanos. Así hasta que en 1958 se llegó a un punto crítico
en el que después de que cierta cantidad de monos aprendieron a lavar los
camotes (se usa el ejemplo del número 100 como detonador simbólico), esta
conducta se transmitió a todos los monos. Y no solo eso: más allá de la isla,
en otras poblaciones de monos macacos, los científicos detectaron el
aprendizaje de esta conducta, según documenta Watson.
¿Aprenderán todos los mandriles del mundo a
cubrirse los ojos para comunicar su deseo de soledad?
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