Los leones serían
exhibidos sueltos, en un foso profundo, con un sistema de jaulas para ser
confinados en horas de la tarde-noche, pero durante todo el día permanecerían,
hembras y machos, a la vista del público que
los observarían en familia, como en la vida natural……
Antes de abrir esta
instalación, era necesario adaptar a los animales, para que se acostumbraran
sin grandes peleas a estar todos juntos,
crearles el reflejo de acudir, al sonido
de una campana a las jaulas, para ser encerrados durante la noche.
Esto se logró con la comida…….y a través de un año de trabajo.
La costumbre de bautizar a los cachorros, con el nombre o el
sobrenombre del cuidador o de algún miembro de su familia, creaba algunas veces
discusiones, porque todos tenían igual “derecho” a que la cría fuera
identificada como él o como ella……por eso, y para evitar conflictos, porque
eran varios los que eran merecedores del honor, al primer cachorro nacido en el lugar se le
nombró FOSO.
Las instalaciones estaban en ensayo, y no tenían aún el lugar adecuado para mantener
a la cría en ella, y nos entregaron al infante con 24 horas de nacido y un peso
aproximado de 1 kilogramo…………. La
vivienda que fungía como dirección, oficina, comedor, y por la que habían pasado
tigres, polluelos de ñandúes y cuanto ejemplar lo necesitara, siempre que
cupiera en las instalaciones, quedaba cerca del nuevo Foso, y nuestro trabajo
aún se desarrollaba allí…………..y no precisamente en la rama de la veterinaria…
Era un gran compromiso criar y lograr el desarrollo de FOSO…………..un
macho de león común que dio bastante quehacer……… y al que los cuidadores del
lugar, adoptarían como su mascota…..
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