Depende mucho del
manejo que se emplee en la crianza artificial, que se logren ejemplares sanos y preparados
para ser incorporados a sus manadas de origen o espacios naturales.
La aceptación de los nuevos “padres”, por parte de la cría
es indispensable. El contacto personal,
la delicadeza al sujetarlo y al hablarle son tan importantes como la primera
toma de alimento. Un cachorro con miedo
rechazará ser alimentado, enfermará y preferirá morir. Para lograr la identificación cuidador –cría-cuidador
se necesita paciencia y dedicación,
hasta lograr que el olor, la voz y la presencia del criador sean reconocidas por
el cachorro y llegue a considerarlo como
un miembro mas de la manada.
Esta actividad
requiere de un alto grado de
sensibilidad, vocación y constancia, ya que la vida y el desarrollo de los
pequeños depende de los cuidados que se les brinden, además de que se presentan diversidad de situaciones que no
permiten que el trabajo se enmarque en rutinas, esquemas o patrones fijos,
requiriendo poseer poder de observación, improvisación y disciplina.
Un cachorro está junto a sus padres durante veinticuatro
horas…………….ese es el tiempo que hay que dedicarle. Acondicionando camas con paja, mantas,
pañales, fuentes de calor, incubadoras, se cubren las necesidades que tienen de
una temperatura adecuada. Y muchas veces
es necesario un regazo humano y un abrazo protector. La “mamá salvaje” limpia, seca y estimula la
defecación de su cachorro…………..también hay que sustituir esas acciones.
Necesita…….atención todo el tiempo.
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