En un area de más de 300 hectareas estaba naciendo un
proyecto destinado a exhibiciones y
reservas para diferentes especies
animales. Algunos cuartones con
cercas rústicas y al aire libre, recintos medianamente acondicionados, una
antigua vivienda convertida en centro de la actividad administrativa, traslados
a caballo o a pie entre un lugar y otro formaban el universo de un grupo de
personas empeñadas en llevarlo adelante.
Un ambicioso plan que a lo largo de los años, tuvo muchos momentos
difíciles , algunos de éxitos y realizaciones, y para muchos un arsenal de
experiencias y motivaciones.
De ese período de esta historia son cuatro tigres de Bengala
que nacieron en una madrugada fría de un invierno inusualmente fría también. No
se veían bien; la hembra no mostraba mucho interés en amamantarlos y
atenderlos, y una vez más, el calor de
los humanos fue en ayuda de los cachorros.
Llegaron a la vivienda de las oficinas administrativas en
una caja plástica, envueltos en el abrigo del cuidador de sus padres, estaban fríos y débiles, y comenzó la
reanimación proporcionándoles calor con el propio cuerpo. Varios se brindaron
para hacerlo y a su vez, comenzó la búsqueda de lámparas, biberones, alimentos
y un lugar para hospedarlos.
No había un local adecuado pero había espacio en las oficinas, y un lugar
para calentar la leche y deseos de aumentar el número de ejemplares con cuatro
tigres más. Solo faltaba ponerles nombre. A la hembra la nombramos KINULI que significa “abandonada”, según
un libro infantil , que narraba las
incidencias con cachorros de un zoológico bombardeado en la segunda guerra
mundial, no sabemos en qué idioma significa abandonada….pero nos gustó.
A uno de los machos de pelaje hirsuto en la cabeza,y en
extremo inquieto, parecido a uno de nuestros amigos, se le nombró CUQUITO, CHENY y
TOSKY tenían características de
otros dos.
Requerían de alimento, estimulación, y frotado del pelaje, cada tres
horas durante el día, y en la noche se
les alargaban las tomas para que la
persona encargada ese día del horario nocturno, pudiera descansar.
No faltaron los sustos por los trastornos gastrointestinales
que a veces les provocaba la lactancia artificial. Estos cachorros no
obtuvieron ni siquiera el calostro de su madre, que resulta fundamental para el
desarrollo posterior.
Se les llevaba una
incipiente Historia Clínica con sus temperaturas diarias, pesajes, chequeos médicos, comportamiento de la fórmula
láctea y cantidad que consumían, asi como anotaciones de la conducta, e
incidentes del día.
Los fines de semana en los que no se laboraba o en los
períodos de vacaciones eran trasladados a nuestras viviendas. Cuatro pequeños tigres circulando por la ciudad en
un triciclo abierto, dentro de una caja de plástico, eran toda una novedad.Y
así viajaban…
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