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martes, 15 de enero de 2013

Z O O T E R A P I A.



Zooterapia (Wikipedia)
La zooterapia o terapia asistida con animales (TAA), en inglés en:Animal-assisted therapy (AAT), es una actividad donde la misión es seleccionar, entrenar y certificar animales, que sean de apoyo en tratamientos y terapias para pacientes de todas las edades, con enfermedades que los debilitan y los afectan en el plano social, emocional y cognitivo.

No existe base científica para el tratamiento del autismo, otro tipo de discapacidad intelectual o enfermedades mentales. 


El uso de mascotas como ayudantes de terapias convencionales se remonta a 1792 en Inglaterra, donde se trató enfermos mentales. Posteriormente, en 1867, los animales de compañía intervienen en el tratamiento de epilépticos en Bethel (Biefeld, Alemania). En 1944, la Cruz Roja Americana organiza, en el Centro para Convalecientes de la Fuerza Aérea de Nueva York, el primer programa terapéutico de rehabilitación de los aviadores. 



Las especies más utilizadas son perros, gatos, caballos, aves, conejos y delfines. Estos últimos son mayormente requeridos para personas con Síndrome de Down, parálisis cerebral, autismo, entre otros padecimientos.

El objetivo de este contacto humano-animal es el de mejorar la calidad emocional y la seguridad en pacientes que han perdido la motivación ante las situaciones de la vida, debido a la depresión o a la falta de interacción con la sociedad por estar dentro de hospitales, clínicas o bajo la supervisión de profesionales que mantienen en control la salud del individuo, esto ya sea por enfermedades crónicas o terminales, trastornos permanentes o dolores físicos y/o emocionales.

Esto también es útil y efectivo para personas con problemas de atención y aprendizaje, sobre todo en los niños. De igual manera, muchos infantes no pueden controlar la ira y el miedo hacia algunas situaciones, es por ello que mediante juegos y actividades divertidas, recreativas y con enseñanza de valores, los pequeños aprenden a cambiar las actitudes negativas por unas ejemplares.

Comúnmente cuando una persona ve un animal suele automáticamente bajar los niveles de agresividad y realizar muestras de cariño y cobijo. El hablarle a los animales y observar la fidelidad que estos tienen hacia uno mismo, es motivador y alentador para el convaleciente.
 De igual forma sirve para que la comunicación entre médico y paciente se dé de mejor manera, con más confianza y menos temores, con la finalidad de que estos se conviertan en pensamientos positivos y traigan consigo el valor de la esperanza.




Empatía: la relación con el animal favorece el hecho de ponerse en la situación de los demás. 

Enfoque exterior: los animales ayudan a las personas que tienen una enfermedad mental, que tienen baja autoestima, depresión, etc., a cambiar el enfoque de su ambiente, logrando que piensen y hablen de los animales, en vez de sus problemas. 

Relaciones: pueden abrir un cauce de comunicación emocionalmente seguro entre su terapeuta y el paciente. 

Aceptación: tienen una manera particular de aceptar a las personas sin calificarlas. No miran cómo luce o qué cosas dice. 

Entretenimiento: la presencia de un animal da diversión a las personas. Ideal para geriátricos. 

Socialización: estudios han demostrado que las visitas que los animales hacen a las instituciones, ofrecen mayor socialización entre las personas del lugar. Se muestran más alegres, más sociables con los demás, disminuyen la ansiedad y estrés y mejora el estado de ánimo. 

Estímulo mental: ocurre porque se incrementa la comunicación con otras personas, ayudando a la evocación de recuerdos. En instituciones con pacientes con depresión, la presencia de un animal ayuda a aclarar la atmósfera, incrementando la distracción, alegría y el juego, que disminuyen sus sentimientos de aislamiento. 
 


Existen instituciones con animales entrenados para visitar a los pacientes a hospitales, clínicas u hogares, sin embargo, una persona sana puede entrenar a su propia mascota como método preventivo, o bien, para que estos realicen voluntariados con otras personas.
 Para ello, es necesario cubrir una serie de etapas que le darán un certificado de aprobación a la mascota. Esto sin duda se da por medio de una selección, pues no todos los animales son aptos para adquirir estos aprendizajes.
 La certificación en animales para estos fines se avaló apenas en el año de 1990.
El primer paso es el de la obediencia. Primero que nada, es indispensable que el animal aprenda a obedecer a su entrenador. Para ello, tanto el dueño como la mascota deben asistir a clases prácticas donde poco a poco se vaya adquiriendo esta habilidad. Un perro, gato, etc., debe comportarse y obedecer por medio de la voz y sonidos a pesar de todas las distracciones y tentaciones que puedan presentarse a su alrededor.

Otro punto importante es el entrenamiento para las tareas que tendrá que hacer en los voluntariados y el comportamiento que deberá tener cuando se presente ante los pacientes.
Por último, las pruebas de temperamento y salud en general son indispensables para determinar si la mascota puede comenzar con el trabajo. Es necesario realizar revisiones médicas ya que todo animal que estará en contacto con personas delicadas y cuyas defensas en su organismo son bajas, debe estar completamente sano y libre de cualquier infección o parásito.
El temperamento también debe ser evaluado periódicamente para mantener el nivel de formación, pues a pesar de haber recibido clases y entrenamientos, no deja de ser un animal guiado por el instinto.
(Continúa)


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