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jueves, 17 de mayo de 2012

FISIOLOGIA DE LOS RUMIANTES (Cont)



 
….. (Notas de Fisiología Digestiva y Metabólica de los Rumiantes;  Relling, Alejandro Enrique;  Mattioli Guillermo Alberto)  Cátedra de Fisiología,  Fac de Ciencias Veterinarias U.N.L.P.)

La leche aporta todos los componentes necesarios para nutrir al lactante
La leche posee una cantidad relativamente constante de lactosa (alrededor del 4,5 %), y concentraciones más variables de proteínas (entre 3 y 4,5 %) y grasa (entre 3 y 5 %), que varían principalmente por diferencias entre razas o por el momento de la lactancia.
El agua y los electrolitos completan su composición. La lactosa es un disacárido formado por glucosa y galactosa.
 Las proteínas de la leche incluyen a las caseínas en un 80 %, mientras que el resto son alfa y beta albuminas,  betaglobulinas..
 Los ácidos grasos representan el principal componente de la grasa, y son liberados principalmente como triglicéridos y secundariamente como fosfolípidos y ácidos grasos libres.

El cierre de la gotera esofágica es responsable del comportamiento digestivo del neonato
La gotera esofágica es una invaginación, a manera de canal, que atraviesa la pared del retículo, extendiéndose desde la desembocadura del esófago hasta el orificio retículo-omasal.
Al ser estimulada, los músculos de sus labios se cierran creando un canal casi perfecto que conecta el cardias con el canal omasal, y de este modo el calostro o la leche no caen al retículo-rumen donde causarían fermentaciones indeseadas, sino que llegan directamente al abomaso donde se inicia su digestión.
El cierre de la gotera esofágica responde a un arco reflejo que se origina en respuesta a estímulos centrales y periféricos. El acto de succionar la mama o la mamadera, o aún el observar la mamadera o la preparación del alimento, inician este reflejo.

El reflejo de cierre de la gotera esofágica, propio del lactante, se va perdiendo con el desarrollo del rumiante.

A nivel abomasal la leche se coagula, reteniendo caseína y triglicéridos.

El ternero obtiene la leche por succión de la mama. Este acto asegura un adecuado cierre reflejo de la gotera esofágica. En cada toma de leche consume alrededor de 200 ml y lo repite 10 a 15 veces por día. En el abomaso la leche se coagula en pocos minutos por acción de la enzima renina, fermento lab o cuajo.

El calostro es la primera secreción láctea de la madre. Posee componentes nutricionales semejantes a la leche, aunque más concentrados, pero agrega otros no nutricionales de vital importancia.  

 Se destacan las inmunoglobulinas que representan la principal fuente de transferencia pasiva de inmunidad desde la madre, ya que la vía placentaria es de menor importancia en el rumiante. La capacidad del intestino de absorber las inmunoglobulinas se pierde gradualmente durante el primer día de vida, por lo cual resulta vital el consumo de calostro apenas nace el ternero .
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La transición de lactante a rumiante implica para el ternero una serie de pasos adaptativos. Estos incluyen cambios en la morfología y funcionalidad del aparato digestivo, el desarrollo de la flora microbiana normal y también cambios metabólicos.
El ternero nace con una flora bacteriana que se desarrolla junto con la funcionalidad de los DE. Durante la primera semana pueden encontrase en los DE primitivos bacterias celulolíticas, y durante las tres primeras semanas aumenta la flora productora de lactato, y recién hacia la sexta semana están presentes todas las especies propias del adulto.

Durante la primera semana pueden encontrase en los DE primitivos bacterias celulolíticas, y durante las tres primeras semanas aumenta la flora productora de lactato, y recién hacia la sexta semana están presentes todas las especies propias del adulto.

La flora intestinal también cambia pero dependiendo del calostrado, ya que predominan antes especies como E. coli, Streptococos y Clostridium welchii, mientras que luego del calostrado predominan los lactobacilos.
 . El desarrollo inicial de flora lactogénica en el rumen se debe al escape esporádico de leche desde la gotera esofágica, que propicia temporales descensos de pH en un rumen totalmente involucionado. Esto retrasa el establecimiento de los protozoos que son muy sensibles al pH ácido. Por esta rázón los protozoos tardan semanas en establecerse, y a diferencia de las bacterias necesitan del "contagio" desde otro adulto, situación que se genera especialmente por el consumo de agua o alimento contaminado. Si este contagio no ocurre, los rumiantes pueden vivir años sin desarrollar su fauna ruminal.
La capacidad de rumiar también aumenta, desde 3 períodos diarios de 15 minutos cada uno, a las dos semanas de vida asciende a 12 por día de 23 minutos a las 5 semanas y adquiere la capacidad total recién a los tres meses.


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