….. (Notas de Fisiología Digestiva y Metabólica de los Rumiantes; Relling, Alejandro Enrique; Mattioli Guillermo Alberto) Cátedra de Fisiología, Fac de Ciencias Veterinarias U.N.L.P.)
La leche
aporta todos los componentes necesarios para nutrir al lactante
La leche posee una
cantidad relativamente constante de lactosa (alrededor del 4,5 %), y
concentraciones más variables de proteínas (entre 3 y 4,5 %) y grasa (entre 3 y
5 %), que varían principalmente por diferencias entre razas o por el momento de
la lactancia.
El agua y los
electrolitos completan su composición. La lactosa es un disacárido formado por
glucosa y galactosa.
Las proteínas de la leche incluyen a las
caseínas en un 80 %, mientras que el resto son alfa y beta albuminas, betaglobulinas..
Los ácidos grasos representan el principal
componente de la grasa, y son liberados principalmente como triglicéridos y
secundariamente como fosfolípidos y ácidos grasos libres.
El cierre de
la gotera esofágica es responsable del comportamiento digestivo del neonato
La gotera
esofágica es una invaginación, a manera de canal, que atraviesa la pared del
retículo, extendiéndose desde la desembocadura del esófago hasta el orificio
retículo-omasal.
Al ser
estimulada, los músculos de sus labios se cierran creando un canal casi perfecto
que conecta el cardias con el canal omasal, y de este modo el calostro o la
leche no caen al retículo-rumen donde causarían fermentaciones indeseadas, sino
que llegan directamente al abomaso donde se inicia su digestión.
El cierre de la
gotera esofágica responde a un arco reflejo que se origina en respuesta a
estímulos centrales y periféricos. El acto de succionar la mama o la mamadera,
o aún el observar la mamadera o la preparación del alimento,
inician este reflejo.
El reflejo de
cierre de la gotera esofágica, propio del lactante, se va perdiendo con el
desarrollo del rumiante.
A nivel
abomasal la leche se coagula, reteniendo caseína y triglicéridos.
El ternero
obtiene la leche por succión de la mama. Este acto asegura un adecuado cierre
reflejo de la gotera esofágica. En cada toma de leche consume alrededor de 200
ml y lo repite 10 a 15 veces por día. En el abomaso la leche se coagula en
pocos minutos por acción de la enzima renina, fermento lab o cuajo.
El calostro es la
primera secreción láctea de la madre. Posee componentes nutricionales
semejantes a la leche, aunque más concentrados, pero agrega otros no
nutricionales de vital importancia.
Se destacan las inmunoglobulinas que
representan la principal fuente de transferencia pasiva de inmunidad desde la
madre, ya que la vía placentaria es de menor importancia en el rumiante. La
capacidad del intestino de absorber las inmunoglobulinas se pierde gradualmente
durante el primer día de vida, por lo cual resulta vital el consumo de calostro
apenas nace el ternero .
.
La transición de
lactante a rumiante implica para el ternero una serie de pasos adaptativos.
Estos incluyen cambios en la morfología y funcionalidad del aparato digestivo,
el desarrollo de la flora microbiana normal y también cambios metabólicos.
El ternero nace
con una flora bacteriana que se desarrolla junto con la funcionalidad de los
DE. Durante la primera semana pueden encontrase en los DE primitivos bacterias
celulolíticas, y durante las tres primeras semanas aumenta la flora productora
de lactato, y recién hacia la sexta semana están presentes todas las especies
propias del adulto.
Durante la
primera semana pueden encontrase en los DE primitivos bacterias celulolíticas,
y durante las tres primeras semanas aumenta la flora productora de lactato, y
recién hacia la sexta semana están presentes todas las especies propias del
adulto.
La
flora intestinal también cambia pero dependiendo del calostrado, ya que
predominan antes especies como E. coli, Streptococos y Clostridium welchii,
mientras que luego del calostrado predominan los lactobacilos.
. El desarrollo inicial de flora lactogénica en el
rumen se debe al escape esporádico de leche desde la gotera esofágica, que
propicia temporales descensos de pH en un rumen totalmente involucionado. Esto
retrasa el establecimiento de los protozoos que son muy sensibles al pH ácido. Por
esta rázón los protozoos tardan semanas en establecerse, y a diferencia de las
bacterias necesitan del "contagio" desde otro adulto, situación que
se genera especialmente por el consumo de agua o alimento contaminado. Si este
contagio no ocurre, los rumiantes pueden vivir años sin desarrollar su fauna
ruminal.
La capacidad de rumiar también
aumenta, desde 3 períodos diarios de 15 minutos cada uno, a las dos semanas de
vida asciende a 12 por día de 23 minutos a las 5 semanas y adquiere la
capacidad total recién a los tres meses.
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