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lunes, 22 de octubre de 2018

Un hogar para ‘Nala

 

La leona, rescatada del tráfico ilegal, vivirá el resto de sus días en un santuario para felinos en Sudáfrica

La leona 'Nala', en el recinto que la ONG AAP Primadomus gestiona en Alicante.
La leona 'Nala', en el recinto que la ONG AAP Primadomus gestiona en Alicante.
El destino de la leona Nala estaba escrito. Llegó al mundo en cautividad y la intención de sus dueños, que regentaban un criadero ilegal en Francia, era venderla a un circo en el mercado negro. Los planes se torcieron gracias a una operación policial contra el tráfico de animales en marzo del año pasado. Nala fue rescatada junto a otros cinco leones y enviada a un centro de rescate que la ONG AAP Primadomus gestiona en Alicante. Un año y medio después ha puesto rumbo a su hogar definitivo: un santuario para felinos en Sudáfrica, donde ya le espera Saeed, un joven león recuperado en un zoológico arrasado por la guerra en Siria.

El caso de Nala tendrá final feliz, pero otros animales no corren la misma suerte y perecen en nefastas condiciones, actuando diariamente en espectáculos o entre las rejas de un criadero cualquiera. Primadomus, una organización holandesa que se financia fundamentalmente con las aportaciones de sus 160.000 socios, sostiene que experiencias como las de esta leona se podrían evitar con una ley europea que prohíba el uso de animales salvajes en los circos y su cría para dicho propósito. En España cuatro comunidades autónomas lo han suprimido ya: Cataluña, Baleares, Murcia y Galicia.
Pilar Jornet, directora de Primadomus, subraya que "los espectáculos circenses no ofrecen una imagen real de los animales salvajes en libertad, ni una visión científica, ni educativa. Los circos no se adecúan a los estándares del siglo XXI porque perpetúan una práctica cruel e irresponsable". Nala, que ahora tiene dos años y medio, regateó su suerte. Nunca pisó un circo. Desde que fue recuperada por las autoridades francesas en un estado físico "deficiente" ha vivido en el centro de rescate que la ONG gestiona en la ciudad alicantina de Villena, donde residen de forma temporal otros 20 grandes felinos y 110 primates.

África, con menos leones

"Necesitamos reubicar para rehabilitar nuevos animales", confirmaba en la madrugada de este jueves Jornet mientras esperaba la salida del avión comercial que ha transportado a Nala desde el aeropuerto de Barajas hasta su nuevo hogar. Tras diez horas de vuelo, la leona, que ha viajado en el interior de una caja con agua y comida homologada por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), ha llegado a Johannesburgo, la capital de Sudáfrica. El santuario está a 227 kiómetros, en la ciudad de Belén, muy cerca de la frontera con Lesoto. Allí Four Paws, organización que lo gestiona, cuenta con 1.250 hectáreas en la que viven en libertad leones, tigres, cebras, ñus y antílopes.
La reserva es conocida como Lionsrock por la característica roca que domina el paisaje. Nala vuelve así al lugar del que "nunca debieron salir sus ancestros", denuncia Primadomus. Las cifras invitan al pesimismo: los estudios publicados recientemente por la Royal Society de Londres y la Academia Nacional de Ciencias de EEUU indican que las áreas de distribución del león se han reducido un 94% en el planeta. En África, la población ha caído un 38% en las últimas dos décadas y se estima que apenas quedan 15.000 ejemplares en libertad.
El león 'Saeed' en el santuario de Lionsrock, en Sudáfrica.
El león 'Saeed' en el santuario de Lionsrock, en Sudáfrica. Four Paws
Uno de esos felinos es Saeed, un león de la misma edad que Nala, a la que ya espera en Lionsrock. Saeed también se crio en cautiverio. En julio del año pasado Four Paws lo rescató junto a otros 12 animales en un zoológico de Alepo, donde había sobrevivido a la devastación de la guerra siria. El Gobierno de Turquía apoyó la evacuación y tras una breve estancia en este país, fue rehabilitado en Jordania. “Creemos que pueden funcionar como pareja. Son ejemplares de edad muy similar”, avanza Jornet. En su opinión, los grandes felinos son animales sociales, pero dejan de serlo en cautividad. “Deben hacer un esfuerzo por socializarse: tienen que aprender cómo se comporta y se comunica su especie, por eso hay que ir introduciéndolos uno a uno. Luego vendrán el resto”.

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