Noruega prohíbe el biocombustible a base de aceite de palma para combatir la deforestación
La decisión es una victoria en la lucha por salvar las selvas tropicales, prevenir el cambio climático y proteger a los orangutanes en peligro de extinción.
Se produce después de un proceso gradual en el que los políticos noruegos han presionado para prohibir el aceite de palma dañino en su país, incluida una votación el año pasado para impedir que el propio gobierno compre el biocombustible.
Sin embargo, esa decisión nunca se implementó por completo, ya que el gobierno optó por recurrir a medidas voluntarias.
La votación del lunes no solo fue más fuerte, con el apoyo de la mayoría de los gobiernos, sino que también fue más exhaustiva, ya que cubrió todo el mercado de combustibles.
Pidió al gobierno “formular una propuesta integral de políticas e impuestos en la política de biocombustibles para excluir los biocombustibles con alto riesgo de deforestación”.
La decisión se produce después de que el consumo de aceite de palma en combustibles de Noruega alcanzó un máximo histórico el año pasado, como resultado de las medidas para reducir el uso de combustibles fósiles en el transporte.
La votación del lunes fue bien recibida por los ambientalistas noruegos, quienes dijeron que la medida debería inspirar a otras naciones a seguir su ejemplo. Esta nueva ley entrará en vigor a partir de 2020.
“La decisión del parlamento noruego es un ejemplo importante para otros países y demuestra la necesidad de una reforma seria de la industria mundial del aceite de palma”, dijo Nils Hermann Ranum, de Rainforest Foundation Norway.
Un informe publicado por la consultora ambiental Cerulogy y Rainforest Foundation Norway a principios de este año mostró que bajo los objetivos actuales de los biocombustibles, la demanda mundial de aceite de palma aumentará seis veces durante la próxima década.
La deforestación en los puntos críticos del aceite de palma, como Indonesia, se ha relacionado con el declive de la vida silvestre, incluidos los orangutanes, y la persecución de los nativos.
También existe un riesgo climático considerable de una inflación seis veces mayor en la demanda de aceite de palma, con 7 mil millones de toneladas de emisiones de CO2 previstas en las próximas dos décadas en ese escenario, más que las emisiones anuales de los EE. UU.
La UE ha acordado eliminar los biocombustibles relacionados con la deforestación y la destrucción del hábitat, pero no hasta el 2030.