GAROBONE, BOTSUANA (AFP).- Al menos 90 elefantes muertos, con los
colmillos arrancados, fueron encontrados en las últimas semanas en
Botsuana, en donde recientemente las autoridades desarmaron a las
unidades encargadas de luchar contra los traficantes de marfil.
La ONG Elefantes sin Fronteras y el ministerio de Fauna y Parques
Nacionales del país recopilaron estas cifras tras realizar un recuento
aéreo de la población paquidérmica de Botsuana.
"Comenzamos el recuento el 10 de julio y hasta ahora hemos contado 90
cadáveres de elefantes", explicó el responsable de la ONG, Mike Chase.
"Cada día encontramos más", agregó.
"La mayoría fueron asesinados por balas de gran calibre", continuó el
defensor de faunas. "Se trata del episodio más grave de caza furtiva en
África que jamás haya conocido", prosiguió.
El ministro de Turismo local, Tshekedi Khama, confirmó la amplitud de
la masacre. "Sé que el balance alcanza a un número de dos cifras, algo
muy elevado para Botsuana", declaró. "Estoy muy preocupado, muy
inquieto", añadió.
Por su parte, el patrón de Elefantes sin Fronteras se encargó de
aclarar que estas muertes se produjeron unas semanas después de la
controvertida decisión de las autoridades de Gaborone de desarmar a sus
"guardabosques", precisamente especializados en la lucha contra la caza
furtiva.
Situado entre Zambia y Sudáfrica, Botsuana alberga la población
africana más grande de elefantes en libertad, estimada en 2015 en
135.000 ejemplares.
La riqueza de su fauna ha
convertido al país en el santuario favorito de los aficionados a los
safarís de lujo y en uno de los polos del desarrollo de su economía, a
pesar de que cuenta con una de las legislaciones más severas en materia
de protección de fauna y medioambiente a nivel mundial.
"En la mira de los furtivos"
Hasta mayo, los "guardabosques" estaban fuertemente armados y se les permitía disparar a los cazadores furtivos.
Pero, entonces el gobierno del nuevo presidente, Mokgweetsi Masisi,
en funciones desde el mes anterior, ordenó el desarme de estas unidades,
sin explicar realmente el motivo. Su predecesor, Ian Khama, era
considerado un apasionado defensor de la fauna salvaje de su país.
El jefe del estado mayor del ejército, general Placid Segokgo, se
negó a hacer comentarios sobre la decisión de desarmar a las unidades de
"guardabosques".
Según Chase, los responsables de esta ola de caza ilegal vienen de
países vecinos como Angola y Zambia. "Han matado a tantos elefantes en
esos países que casi han desparecido. Ahora, los contrabandistas vienen a
Botsuana", explicó.
"Hemos estado a salvo de los cazadores furtivos durante mucho tiempo,
ahora nos damos cuenta de lo sofisticados que son", admitió el ministro
Khama. "Lamentablemente, a veces aprendemos las lecciones de la peor
manera", agregó.
El Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) se manifestó
conmocionado por la magnitud de la masacre. "Hasta ahora, las manadas de
elefantes estaban por completo en paz en Botsuana", señaló su
vicepresidente, Jason Bell, "pero ahora están en la mira de los
cazadores furtivos".
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)
estima que el lucrativo tráfico de marfil es la causa de la caída en
picada de la población de elefantes africanos, que en la última década
ha disminuido de 415.000 a 111.000.
Sus estudios revelan que cada año alrededor de 30.000 paquidermos son víctimas de la caza furtiva.