El primer santuario para elefantes maltratados de América del Sur cumple tres años
Sus
responsables detectan ya una «notable» transformación física y
emocional en los animales que han rescatado de distintos circos y
zoológicos
Elefantes maltratados en circos y zoológicos completan
tres años en el primer santuario suramericano que acoge la especie y
está ubicado en el parque natural Chapada dos Guimaraes, un ecosistema
que remite al hábitat de estos mamíferos en las sabanas africanas y
asiáticas.
«Somos el primero de Suramérica con el objetivo de
proporcionar bienestar a los elefantes que pasaron su vida en pequeños
recintos de cautiverio», señaló a Efe Junia Machado, presidenta de la
organización no gubernamental encargada del Santuario de Elefantes Brasil (SEB).
El parque natural Chapada dos Guimaraes,
en la ciudad homónima de Mato Grosso (occidente), ofrece a los
elefantes «un amplio espacio en ambiente natural, la compañía de otros
animales y cuidados veterinarios».
«Aquí, ellos pueden volver a comportarse como elefantes, después de haber sido retirados de sus familias cuando eran crías en Asia y África y traídos para nuestro continente, para vivir en espacios totalmente inadecuados para esas especies», relató Machado.
El SEB comenzó a funcionar en una antigua hacienda ganadera de más de 1.100 hectáreas de colinas y pequeños valles, con sabanas y laderas que cuentan todavía con el pasto que fue plantado para alimentar al rebaño bovino que se criaba en ese lugar.
Además, el santuario tiene nacimientos de agua, un riachuelo, vegetación diversificada y un clima ideal, con temperaturas mínimas y máximas similares a sus lugares de origen y propicias para acoger a los elefantes.
El
santuario, dividido en cinco sectores, está cercado en su perímetro con
tubos de acero, sin sistema eléctrico o alambres de púas que puedan
herir a los animales y permiten que otras especies de la vida silvestre
puedan interactuar en el mismo ecosistema.
«Maia» y «Guida», las primeras elefantas que llegaron al santuario, son de origen asiático y tienen, respectivamente, 46 y 44 años.
Las
dos elefantas completarán en octubre tres años en el SEB después de
casi cuatro décadas de trabajo forzado en circos y, de acuerdo con
Machado, su «transformación física y emocional» durante su estadía en la nueva morada es «notable».
Ellas abrazaron sus nuevas vidas, dejando el pasado hacia atrás, y ahora podrán recibir y dar apoyo a los nuevos residentes», comentó la especialista en alusión a los siete elefantes que son esperados en el santuario.
Después
de «Maia» y «Guida», el SEB espera a «Ramba», de 50 años de edad y que
vendrá del Parque Safari, en Rancagua (Chile), a donde llegó después de
ser rescatada.
«Ramba» ya recibió la autorización de las autoridades brasileñas y deberá ser transportada en avión hasta Brasilia y luego por vía terrestre hasta el SEB.
Otros seis animales esperan las respectivas autorizaciones en
Argentina. Se trata de «Pocha», «Guillermina», «Kenya» y «Tamy», de
Mendoza; «Merry», de Entre Ríos, y «Mara», de la capital Buenos Aires.
La fase final en construcción del SEB, que se sustenta de donaciones de
voluntarios y patrocinadores internacionales bajo la conducción de
Global Sanctuary for Elephants (GSF) y Elephant Voices, será destinada a
los machos africanos, los mayores mamíferos terrestres del planeta.
Las organizaciones mundiales luchan por preservar la especie y disminuir los riesgos de extinción,
después caer la población de elefantes africanos en un 96% y alertar
sobre el desequilibrio ambiental, como consecuencia de la búsqueda del
codiciado marfil de sus colmillos.
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