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jueves, 13 de julio de 2017

La Tierra, en el preludio de su sexta extinción masiva


Un estudio muestra cómo el impacto humano está provocando un drástico descenso de las poblaciones de especies animales en todo el planeta 


J. DE J. Madrid - Actualizado: Guardado en: Ciencia 
 
 Hace un par de años, un amplio grupo de investigadores de universidades e instituciones científicas de distintos países advertía en la prestigiosa revista Science de que la Tierra ha entrado en una era de extinción masiva sin precedentes desde que los dinosaurios desaparecieron hace unos 66 millones de años, cuando un gran meteorito golpeó lo que hoy es la península del Yucatán en México. Pero esta vez, la sexta en toda la historia del planeta, es el ser humano el que está provocando la gran destrucción. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el fantasma de la extinción se aparece al 41% de todas las especies de anfibios y al 26% de todos los mamíferos debido a la pérdida de hábitat, la sobreexplotación, los organismos invasivos, la contaminación y el cambio climático.
Dos especies de vertebrados se extinguen cada año como promedio, pero nadie se pone de luto porque el cachorrito enano de Potosí ya no se encuentre en la naturaleza. Investigadores de la Universidad de Stanford en EE.UU. y la Nacional Autónoma de México creen que mucha gente no se da cuenta de la amenaza que supone la pérdida de biodiversidad porque no afecta directamente a sus vidas o creen que no es para tanto. Por ese motivo, han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) un estudio que mira más allá de las extinciones puntuales de especies para proporcionar una imagen clara de cuáles son las poblaciones animales que descienden en todo el mundo. Y la conclusiones son aterradoras.
«Es una aniquilación biológica que ocurre a nivel mundial, aunque las especies a las que pertenecen estas poblaciones todavía están presentes en algún lugar de la Tierra», dice Rodolfo Dirzo, profesor de biología en Stanford y coautor del estudio.
Los investigadores recogieron datos de 27.600 especies de aves, anfibios, mamíferos y reptiles -una muestra que representa casi la mitad de las especies de vertebrados terrestres conocidas- y de 177 mamíferos bien estudiados entre 1990 y 2015.
El estudio encontró que más del 30% de las especies de vertebrados está disminuyendo en tamaño de población y rango geográfico. De entre los mamíferos, todos han perdido el 30% o más de sus hábitats y casi la mitad ha perdido más del 80%. Las regiones tropicales han tenido el mayor número de especies decrecientes, mientras que las regiones templadas han visto proporciones similares o mayores. Los mamíferos del sur y sudeste de Asia, donde todas las especies grandes de mamíferos analizados han perdido más del 80% de sus rangos geográficos, han sido especialmente afectados.
Los mapas del estudio sugieren que hasta el 50% del número de animales que una vez compartieron la Tierra han desaparecido, al igual que miles de millones de poblaciones de animales. Esto equivale a «una erosión masiva de la mayor diversidad biológica en la historia de la Tierra», escriben los autores.
«La pérdida masiva de poblaciones y especies refleja nuestra falta de empatía con todas las especies silvestres que han sido nuestros compañeros desde nuestros orígenes», dice el autor principal del estudio, Gerardo Ceballos, de la Universidad Nacional Autónoma de México. «Es un preludio a la desaparición de muchas más especies y al declive de los sistemas naturales que hacen posible la civilización».

Superpoblación humana y consumo excesivo

¿Por qué es importante la pérdida de poblaciones y de diversidad biológica? Aparte de ser lo que los científicos llaman un preludio a la extinción de especies, «las pérdidas nos roban servicios cruciales como la polinización de las abejas, el control de plagas y la purificación de los humedales», explican los investigadores. «También perdemos intrincadas redes ecológicas que involucran animales, plantas y microorganismos, lo que conduce a ecosistemas menos resistentes y lagunas de información genética que pueden resultar vitales para la supervivencia de las especies en un entorno mundial que cambia rápidamente».
«Tristemente, nuestros descendientes también tendrán que prescindir de los placeres estéticos y las fuentes de imaginación proporcionados por nuestros únicos homólogos vivos conocidos en el universo», dice Paul Ehrlich, de Stanford.
Mientras tanto, continúan los autores, el alcance general de las pérdidas de población deja claro que el mundo no puede esperar para abordar el daño a la biodiversidad. Por ese motivo, piden restricciones sobre los impulsores básicos de la extinción -la superpoblación humana y el consumo excesivo- y desafían a la sociedad a alejarse de «la ficción de que el crecimiento perpetuo puede ocurrir en un planeta finito».

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